miércoles, 23 de mayo de 2018

Cuando las palabras fallan, el cuerpo habla.




Dakota duerme, Buda duerme, mi madre cumplio con todas sus  amenazas sobre marcharse,  ahora vive en Nueva York, usa un abrigo verde y unos pantalones guinda,  sus colores favoritos. Ha mandado unas postales con imágenes del MoMA,  y la semana pasada estuvo cerca de la casa de Bowie, no me sorprendería que un día se tropieze con Paul Auster. La extraño tanto, si supiera que aún sigo pensando en las musarañas.
Son la 2:48 am. Cómo dije antes aquí todos duermen,  yo como siempre pretendo extender el tiempo (como si eso fuera posible, me aferró a la idea de que no existe) escribo esto mientras  me estoy acabando, intento brillar absurdamente, ridículamente,  cumpli 43 años hace un par de meses, sí, soy piscis, eso podría  ser ya una explicación, lo cierto es que  nunca pense que viviría tanto,  puesto que no se vivir , no se poseer, no se estar presente cuando soy feliz,  esto me recuerda algo que alguien dijo sobre mi: "sabe llegar pero no sabe quedarse"  en mi defensa citare a Enrique V-M que a su vez cita a Joyce "Pase lo que pase, lo mejor es largarse"
Por aquí aun es 23! dos más tres cinco, yo soy el número 5. Ya que me fui, este podría ser el primer día de mi vida,  podría volver a empezar, sacar los chocolates de mis bolsillos y darselos a mamá,  fallar de nuevo, fallar más bonito.